Competencia digital y objetos de aprendizaje colaborativos
La educación del siglo XXI exige formar estudiantes capaces de comprender, analizar, crear y compartir información en entornos digitales. Esto implica desarrollar una competencia digital que no se limite a lo técnico, sino que abarque aspectos éticos, comunicativos, críticos y creativos.
La competencia digital, como señalan Gutiérrez y Tyner (2012), debe entenderse como una preparación básica para la vida en la sociedad actual, no como una simple capacitación en el uso de dispositivos. Es una alfabetización crítica, funcional y multimodal que permite a las personas desenvolverse con autonomía en entornos mediados por tecnología.
Una forma efectiva de fortalecer esta competencia es a través del diseño de objetos de aprendizaje colaborativos. Estos objetos son recursos digitales reutilizables que apoyan el proceso de enseñanza-aprendizaje y, cuando se crean en conjunto, potencian habilidades como la cooperación, el pensamiento creativo y la toma de decisiones. Los estudiantes dejan de ser receptores pasivos y se convierten en protagonistas de su aprendizaje, generando contenidos con sentido, estructura y propósito.
Entre los objetos de aprendizaje colaborativos más efectivos se encuentran los mapas mentales digitales, que permiten representar y organizar visualmente ideas complejas. Herramientas como MindMeister permiten a varios estudiantes trabajar simultáneamente en un mismo mapa, desarrollando no solo el contenido temático, sino también la colaboración en línea. Las presentaciones digitales coeditadas con herramientas como Google Slides o Canva facilitan la integración de saberes y fomentan la responsabilidad compartida. Las infografías, por su parte, combinan texto e imagen para transmitir información de manera clara y visual, permitiendo al alumnado condensar lo aprendido con creatividad. También los blogs de aula y los videos colaborativos abren espacios de expresión y análisis donde cada participante puede aportar desde su experiencia y estilo, generando productos colectivos que fortalecen el aprendizaje y el sentido de pertenencia.
La UNESCO (2008) destaca que el desarrollo de la alfabetización mediática e informacional debe centrarse en cinco competencias clave: comprensión, pensamiento crítico, creatividad, conciencia intercultural y ciudadanía. Estas dimensiones no solo enriquecen el proceso de aprendizaje, sino que también preparan al alumnado para participar activamente en una sociedad global interconectada. Diseñar objetos digitales en grupo no solo enriquece el producto final, sino que promueve una educación más inclusiva, participativa y conectada con el mundo real.
“La alfabetización mediática y digital no puede limitarse al manejo técnico de dispositivos; debe ser crítica, funcional y orientada al desarrollo integral del individuo”(Gutiérrez & Tyner, 2012, p. 34).
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